viernes, 26 de diciembre de 2014

El talento

Es un potencial oculto, que lo tiene todo el mundo, que si lo conoces y eres capaz de desarrollarlo puedes ser el mejor en esa actividad en concreto.

Me viene a la mente este tema de conversación porque en mi empresa hay un grupo de talentos. Es un grupo formado por gente joven, en el cual se reúnen y sinceramente no tengo la menor idea de lo que hacen. Como habéis podido imaginar yo no estoy dentro del famoso grupo de talentos.

El que me conoce sabe que dedique 5 años de mi vida a entrenar en un equipo de piragüismo. Alguna copa y medalla tengo por casa. Quedar tercera de tres me hacia la misma ilusión que ganarles a mis compañeros. La falta de competitividad y ganas por superar a los demás me di cuenta que me faltaban cuando un día mi entrenador dijo: Elena rema muy bien técnicamente pero tiene menos sangre que un mosquito. No le faltaba razón.

Una vez admitidas mis pocas ganas de ganar a alguien, diré que eso no va reñido con la ambición. Con las ganas de superarte a ti mismo o de triunfar en la vida. Soy ambiciosa, no con el dinero, no con conseguir el mejor puesto de trabajo dentro de la empresa sino con conseguir mis objetivos personales. Cada uno sabe cual son sus intereses e intentar conseguirlos no significa tener que ser mejor que los demás en todo.

El grupo de talentos me inspira. Que les den ese tipo de motivación y les guíen es algo que me gusta porque sin duda ver talento a tu alrededor motiva a desarrollar el tuyo.

Y es ahora cuando deberías de buscar tu talento. Esta dentro de ti y tu potencia puede ser muy grande llegando a niveles de satisfacción que aun no conoces. Solo tienes que buscar el camino y tirar para adelante, poniendo a prueba tus limites y consiguiendo esos objetivos posibles.

Esta gente no compite, mejora su capacidad para hacer algo bien, muy bien. Así que hazlo bien de una vez y explota lo que llevas dentro. Porque solo tu sabes en lo que realmente eres bueno.

miércoles, 4 de junio de 2014

El tiempo


Me gusta el olor del portal de mis padres. Cuando llevas un tiempo sin ir, tocas el timbre, esa voz familiar contesta y es entonces cuando abren la puerta y tu hueles.

Huele a niñez. A todas las veces que he llegado a casa corriendo porque se me había pasado la hora. A todos los veranos que entraba y salía, una y otra vez, primero a por la bici, luego a por los patines, después a por la merienda. Huele a esperas de ascensor. A conversaciones absurdas con vecinos o a huir de los vecinos. Cuantas veces habré subido por las escaleras solo para no hablar del tiempo. Lo mejor era llegar arriba, cerrar la puerta de casa y que al segundo entrara tu padre.¡Tonta!

Llegar a casa de mis padres siempre es así. Entro al portal y huele. Miro las baldosas que llevan allí desde antaño y me vienen recuerdos de la infancia. Es como si a partir de la mayoría de edad ya no hubiera vivido con ellos. No sé por qué...

La semana pasada volví a casa aunque ya no se si es mi única casa. ¿Que ha pasado? Ni idea, como contesta todo el mundo diré que nada. Pasa el tiempo y aunque todo parezca que sigue igual el tiempo cambia a todos.

En Enero de este año me mandaron a Turquía con el trabajo. Hacia las diez de la noche después de una jornada laboral me encontraba fumando un cigarrillo en el balcón del hotel. En ese momento una amiga de Irún me escribió un whatsapp. El mensaje no decía nada en especial, me preguntaba a ver si estaba bien y si me gustaba aquello. Fue entonces cuando mire alrededor y pensé: ¡Que coño haces aquí!

Pues eso, que si que pasan cosas. Cuando tu hijo ya tiene 6 meses es porque has pasado muchas noches en vela. Cuando has adelgazado y te veo mas guapa, es porque te has esforzado muchas tardes en ir a correr. Cuando has dejado una relación es porque lo has pasado bastante mal y cuando por fin has encontrado trabajo de Ingeniero, no digas que todo es igual, porque si que cambia algo.

La gente me quiere igual y yo les quiero a ellos cada vez más. Sé que si volviera mañana cogería mi rutina y me adaptaría enseguida pero esta claro que ya no soy la misma Elena que la que se fue.

Me empecé a dar cuenta de esto cuando cargaba la batería de la cámara cada vez que volvía. Haces la maleta para 15 días pero el destino es mas que conocido y te empeñas en pensar que estas volviendo de un largo viaje. No te engañes, estas de visita.

Esta vez he olido el portal como siempre pero lo que mas me preocupa es que he olido a mis amigos. Me huelen a fiestas, a risas, a confianza. Y me pasa lo mismo que con la casa de mis padres, que los últimos momentos no los recuerdo. ¿Por qué? Porque no he estado allí, he estado en otros sitios..