jueves, 31 de mayo de 2018

El don perdido

Hace ya un tiempo que nace dentro de mi una locura llamada curiosidad por emprender. Crear algo diferente, montar un negocio y por consecuencia un empleo a mi medida. Ocho horas al día en las que pueda ser yo misma. Dar vida y rienda suelta a ese ser pequeñito que llevo dentro.

Ya me cansé de ser una Ingeniera que tiene que aprender siempre. Una Ingeniera que tiene que cumplir los plazos de entrega porque sino un Project Leader viene a mi mesa con el planning bajo el brazo. Soy una chica que calcula y compra cables de potencia para instalaciones eléctricas. Diseño cuadros y hablo de autómatas casi cada día. Si termino de explicar todo mi trabajo a alguien que acabo de conocer a veces pienso: ¿Eso hago yo? 

¿Ya no te gusta tu trabajo?
Sí, en general. En general me siento orgullosa de mi trabajo y de mi empresa.

¿Te gusta tu día a día?
Si analizo en mi mente lo que hago en realidad cada día, no es que me apasione. 

¿Eres infeliz?
No, pero es que yo soy feliz por naturaleza. 

¿Harías horas extra en tu trabajo?
No.

Y digo no rotundo. Si no haría ni un minuto extra en el trabajo, ¿Es eso lo que realmente me llena?

Estudié una carrera buena. Digo que es buena porque me pagan bien por mi trabajo. Me da la impresión de que fui eligiendo todo poco a poco por diferentes razones y mi destino aterrizó aquí en el departamento de Aeropuertos de este pueblo llamado Veghel.

Siempre quise aprender, superarme, hacer equipo, apuntarme a cursos de liderazgo. Me interesé por las diferentes culturas dentro de la empresa, me motivé, me busqué la vida para sacar mi trabajo adelante y la verdad que no me fue mal. ¿Y ahora que? Llevo once años trabajando de Ingeniera y parece como que me desilusioné un poco. 

Voy a una reunión y un chico medianamente nuevo me dice: Estaría bien que hicieras esta parte del trabajo y así de paso aprendes.

Y voy yo y me agarro un cabreo instantáneo y pienso: ¿Perdona? ¿Quién eres tú? Ese no es mi trabajo así que no lo voy a hacer y menos sentirme mal por decir que no. Yo ya no soy nueva, aprende tú.

En realidad contesté: No creo que eso sea una buena idea. No creo que aprender eso me aporte nada. (¡Buuh, cagada!)

Pero entonces entró uno de mis dones en acción. (Sí, tengo dones. Ahora te lo explico)

Varios amigos me han dicho que tengo el don de convertir las cosas negativas en positivas. Y la verdad que si que lo hago.

¿Cómo hago esta maravilla? Pues reflexionando.

Esta fue mi reflexión:

1.     Estoy muy cabreada. Este tío quién se cree que es o con quién se cree que esta hablando. Llevo seis años en esta empresa, todo los días aprendiendo. Ya esta bien, que haga ese trabajo otro.
2.     Este chico me caía bien. ¿Porque ha dicho eso en la reunión?
3.     Buena ya se me esta pasando.
4.     ¿Por qué me ha jodido tanto esa chorrada? Le debería de contestar y punto.
5.     A lo mejor no es su culpa.
6.     A lo mejor es mi culpa.
7.     Si una cosa pequeña te cabrea tanto es porque te han apretado una alarma de algo que llevas tu dentro y te preocupa.
8.     Estas cansada Elena. Este trabajo ya no te lleva a donde tu quieres llegar.
9.     Ya no estoy cabreada con ese chico. A lo mejor tiene razón. Claro que debería de aprender, pero aprender algo que me guste.

¿A dónde quiero llegar? Pues a triunfar. Quiero apasionarme por lo que hago, creer en mi trabajo y hacer algo que de verdad se me de bien.

Por eso quiero buscar mi don, un don que pueda hacerlo útil y rentable. Por si no lo sabes todos nosotros tenemos un don o varios. Y si lo encuentras y lo explotas creo que puedes llegar a conseguir todo esto que yo me imagino en mi cabeza, un trabajo ideal para tí. 

Una noche tirada en mi sofá llegó a mi pantalla el video que os voy a dejar abajo en el link. Yo me lo creí y lo creo. Creo que cada uno de nosotros tenemos un don que otros no tienen. Así que he decidido buscar el mío. No sé cuanto tiempo me llevará o si algún día lo encontraré o lo desarrollaré, pero que lo tengo, lo sé seguro. 


¿Y a vosotros os pasan estas cosas por la cabeza? ¿Creéis que podrías ser mucho mejor en otros trabajos? ¿Tenéis claro en que sois buenos? ¿Soy yo la única tonta a la que le gusta complicarse la vida?

PD: Con esto no quiero decir que quiero dejar mi trabajo ni mucho menos. Son solo ideas que me pasan por la cabeza y me apetece compartir con vosotros. 


miércoles, 16 de mayo de 2018

Agárrate a la vida

Tengo un hobbie desde pequeñita. Me lo enseño mi hermana Silvia. 

Ella quería ser cantante profesional durante un tiempo, en la edad del pavo para ser exactos. Yo tendría unos seis años. 

Era la época de los noventa. Echaban el programa de Lluvia de Estrellas en la tele. Aquellos niños se metían en una puerta llena de humo y salían transformados en sus artistas preferidos. ¡Que flipe!

Un artista, dos artistas y al tercer artista alguien cogía el mando de la tele que se convertía en un micrófono y no había quien nos callara en casa. Los pobres vecinos no sé en que estarían pensando. 

- Como una ola tu amor llegó a mi vida, como una ola de fuego… 
- Bailar pegados es bailar, igual que baila el mar, con los delfines… 

El caso es que con todas estas influencias alrededor, mi hermana quería ser cantante, como no y yo también. Se hizo la permanente rizada y se ponía a cantar sola en el salón, mirándose al espejo del armario dónde guardábamos y guardan todavía mis padres, la vajilla de Navidad. Yo era una enana, pero me encantaba verla y jugar con ella. 

Llegaron los primeros CDs a las tiendas y mis padres compraron una torre de música para casa. ¡Una torre! ¡Podías poner dos casetes, un CD, un disco y la radio! 

- ¿Todo a la vez? Pregunté ingenua. 
- No hija no, de uno en uno. Contesto mi padre.  

Nos sabíamos todos los CDs de memoria. Cogíamos el librito que venía dentro del plástico y leíamos las canciones. Una mini letra en una mini página. Si éramos más de dos cantando había que apretarse para leer la letra. Mis preferidos eran el de Alejandro Sanz, Laura Pausini y Rosana. Tampoco teníamos muchos más la verdad.  

El caso es que esa manera de aprenderme las letras se me quedo grabada. Seguí haciendo eso muchos años más. Fui evolucionando en equipos de música según crecía. Me regalaron un radio casete para mi comunión, unos reyes me trajeron un discman y más tarde una minicadena para mi cuarto. Al final, mis hermanos ya se habían ido de casa y yo me metía a solas en mi cuarto a leer y a cantar en la intimidad. 

Muchas veces me emocionaban las letras de las canciones. Y lloraba como una tonta durante un rato hasta que mi madre gritaba: - ¡A cenar!. 

Otra muchas veces las canciones me alegraban y me daban un chute de energía para todo el día. Porque las canciones como el sol, tienen ese poder de ponerte feliz en un momento. 

Esta semana mi amiga Aida me escribió un WhatsApp: 

Tengo mil ganas de verte. ¿Cuándo nos vemos?. Escúchate esta canción, agárrate a la vida. Me encanta. Es un chute de energía.

Y sí, lo es. Su mensaje y la canción.

Hoy estaba en casa, mi niño jugando por el jardín y yo con la canción a tope una y otra vez, una y otra vez. Me he buscado la letra en Internet y el resto ya lo sabéis. 

Cuando ya el peque se ha ido a la cama y he conseguido un poco de intimidad, la he cantado sola. Y de lo bonita que es, también se me han saltado algunas lágrimas. Por reencontrarme con mi hobbie y porque de verdad que hay que agarrarse a la vida. 

Os dejo la canción aquí y la letra viene abajo. Espero que la disfrutéis. 

Camino despacito
que de correr tuve bastante voy cosiendo los bolsillos
con hilos de lo importante que
no quiero más cadenas
que me aten a la pena
ahora es el momento de vivir.

Y escucho cada paso
cada latido y cada sueño que me aleja del fracaso.
He vivido mil historias
y aunque no todas fueron buenas
siempre merece la pena
seguir luchando aunque nos duela.

Y agárrate a la vida asómate al balcón
de las sonrisas que iluminan
un mundo de color
que está esperando en cada esquina.
Nunca te olvides de quererte
porque eso es lo que te hace fuerte el corazón.

Y agárrate a la vida
recoge la ilusión y ve curando tus heridas
destapa la emoción y bebe toda la alegría
brinda por los buenos momentos
y deja que se lleve el viento
todo lo malo y escribe tu propio cuento.

Si me siento perdido
subo la música del alma para encontrar el camino
agarro mi guitarra y voy
al sur de mi destino
cerca de donde he nacido
porque lo que hoy soy es lo que he vivido.

Y agárrate a la vida asómate al balcón
de las sonrisas que iluminan
un mundo de color
que está esperando en cada esquina.
Nunca te olvides de quererte
porque eso es lo que te hace fuerte el corazón.

Y agárrate a la vida
recoge la ilusión y ve curando tus heridas
destapa la emoción y bebe toda la alegría
brinda por los buenos momentos
y deja que se lleve el viento
todo lo malo y ahora…

Mira que yo te cuento
una cosita para que no haya más llanto

mi medicina
regalar amor mano de santo
y decir te quiero
sin que nos de miedo…

Y agárrate a la vida asómate al balcón
de las sonrisas que iluminan
un mundo de color
que está esperando en cada esquina.
Nunca te olvides de quererte
porque eso es lo que te hace fuerte el corazón.

Y agárrate a la vida
recoge la ilusión y ve curando tus heridas
destapa la emoción y bebe toda la alegría
brinda por los buenos momentos
y deja que se lleve el viento
todo lo malo y escribe tu propio cuento.



miércoles, 2 de mayo de 2018

Enamorados

Y llego la primavera y nos enamoramos… nos enamoramos del sol, del vino y de las barbacoas en el jardín.

Y va y me pica un mosquito en toda la frente y se me hincha como un chinchón. Y me hace volver a este suelo llamado Holanda y cagarme en todo lo que se menea porque me pica, me pica mucho y no, no hace sol por muy optimista que me ponga, más bien hace frío y mis sandalias de hoy me van a asegurar un catarro de tres días.

Y entonces, ¿de que estamos enamorados?

No del sol, ni del vino, ni de las barbacoas en el jardín. Los que estamos por aquí nos hemos enamorado...

de la vida.
del no conformarte.
de los miles de caminos que podemos buscar, seguir y sobretodo caminar.
de la sensación de vivir en una aventura.
del futuro soñador e inquietante.
de la sensación de que siempre valió la pena esforzarse un poco más.
del saber que lo que uno se propone lo puede conseguir.
de las diferentes culturas, personas.
y del no sé qué pasara mañana.

Yo en particular me quedo con esos momentos en los que acabas en un lugar que jamás imaginaste, con personas que jamás sabrías que conocerías y miras alrededor y todo como que se para un instante y lo único que te viene a la cabeza es: ¿Qué hago aquí? ¿Cómo he llegado aquí?  

La primera vez que fui a Estados Unidos ví el poder que tenían mis actos. PODER.

Trabajar en verano, ahorrar un poco y con ese dinero lleno de esfuerzo viajé más que cualquier otro verano de mi vida. Solo tenía 20 años y alguien me enseño que todo aquello era posible y eso nunca se me olvidó.

Ahí empezó todo y parece que una vez sales de tu pueblo y te enfrentas a tus miedos, es muy difícil parar. 

Nos enamoramos, creo que nos enamoramos de nosotros mismos superándonos cada día.