lunes, 9 de septiembre de 2013

Las cosas buenas de Holanda

Somos expatriados en estas tierras donde todo el mundo habla un idioma que no entendemos, donde comer croquetas en bocadillos se convierte en algo delicioso, donde la comida brilla por su falta de personalidad y los horarios del día a día nos hacen ser unos desfasados totales... hoy contare las cosas buenas de Holanda.

Cuando salí de mi pueblo para llegar ha este otro pueblo, me cargue la cabeza de ideas positivas. Vas a conocer gente nueva, es una aventura que no olvidaras nunca, vas a hablar Inglés a todas horas y vas a mejorar profesionalmente mas rápido de lo normal. No lo vas a pasar mal, solo echaras un poco de menos a la gente los primeros meses y ya esta.

No iba mal encaminada por aquel entonces. La frase 'solo necesitas tiempo' es mas cierta de lo que parece.

Ya he empezado a hacer nuevas amistades. A parte de la gente Holandesa que puedo ver ocasionalmente he conocido a un grupo de Españoles. Noooo! Un grupo de Españoles noooo! Entonces para que narices te has ido a vivir a Holanda??

Calma amigos, se trata de conseguir una combinación de culturas perfecta. Es parte imprescindible de la supervivencia y del alcance de la felicidad en un lugar como este, lejos de casa. Todos los expatriados necesitan un grupo de amigos de su propio país o en su defecto de algún país amigo, tipo México, Colombia, Uruguay..

El caso es que cuando nos juntamos con gente de nuestro mismo país nos sentimos identificados en cada pequeño detalle de la vida cotidiana. Eso hace que nuestro hobby preferido sea despotricar y despellejar a los Holandeses. Lo hacemos desde el cariño pero no pasamos ni una. Ponemos en común todas las cosas raras que hemos ido encontrando por aquí. En general odiamos sus sándwiches, como limpian los vasos en los bares y por supuesto que nos cobren por mear! A donde vamos a llegar! Siempre acabamos con la misma conclusión, eso allí no pasa!

Pues bien, ahora que estoy sola sin ningún hispano parlante alrededor, diré que he encontrado muchas cosas buenas. Os las cuento a los que no pagáis por ir al baño.. que a lo mejor os inspiran y sacáis alguna buena idea...

Me gusta, la actitud que tienen los Holandeses hacia los extranjeros. Son amables, se interesan por nuestra cultura y tienen un buen sentido del humor. Les gusta vacilar e intentan decirte siempre alguna palabra en tu idioma para hacerte reír. Hablan Inglés perfecto y no ponen pegas para hablarlo.

En todos los lugares que he estado las personas que trabajan cara al público son súper serviciales. Siempre están con una sonrisa y te hacen sentir bien en sus establecimientos por regla general. Las cervezas aunque te las sirvan en vasos sucios sientan mejor cuando te las sirven sonriendo.

En la empresa, a pesar de ser una empresa de 700 trabajadores la gente es muy llana, muy humilde. Hay una estructura empresarial pero tienes acceso directo para poder ir a preguntar cualquier duda a cualquier persona, independiente de su puesto de trabajo. Los despachos no son propiedad de nadie. Los jefes usan varios despachos pero si se encuentran fuera de la oficina, ese despacho puede ser ocupado o utilizado para hacer reuniones o lo que te plazca.

Cuando sale el sol los Holandeses se vuelven locos. No importa que sea lunes o miércoles, todos salen con su comida a cenar al parque, al lago o hacen barbacoas. Como no están acostumbrados al sol viven el momento llegando al límite de cogerse la tarde libre sólo para prepara una barbacoa para sus amigos porque hace bueno. La calidad de vida está bien vista, nadie dice, que morro no?

Son fanáticos de la barbacoas. Tienen Tele-barbacoa. Haces tu pedido por Internet del menú barbacoa que deseas degustar, puede ser normal, vegetariano, etc. El día que tu quieras a la hora que tu les digas te aparecen  en la puerta de casa con la compra hecha y en su defecto, te traen hasta la barbacoa que quieras utilizar. Una ves haces tu fiesta dejas la barbacoa en la puerta de tu casa y la pasan a recoger. Brillante!!

Van en bici a todos los sitios. Desde los 3 hasta los 90 años. No están gordos debido a este deporte.. esa es mi teoría.

Les gusta la tranquilidad del campo, por lo que puedes encontrar casas preciosas construidas en medio de prados verdes enormes. No son vagos a la hora de trabajar y a parte del la jornada laboral son muy dados a pintar, arreglar el baño, hacer una extensión de su casa. De todo.

Les gusta tener hobbies y todos salen a las 17 de trabajar. No hacen horas extras, solo en casos de emergencia. Si te quedas un días hasta las 7 en la empresa en de seguridad viene a echarte. :)

De la comida no puedo decir nada bueno. No encontraras un restaurante tipo Holandés, pero tienen Griegos, Indios, Turcos, Indonesios etc.

Por último un de las cosas que más me gustan es el verde de los campos, lo llano que es todo y las fachadas de las casas. El paisaje que te rodea. Son libres para decorar y pintar las casas a su gusto. Eso hace que las ciudades tengan un encanto especial. Y no son estresantes, son ciudades tranquilas, take it easy.

Una nueva amiga siempre termina diciendo: No vamos a volver Elena, no vamos a volver, hazte a la idea. No se porque pero a mí me entra mucho la risa..

Volveremos! aunque sea con 80 años encima de nuestra bici Holandesa! pero volveremos!

PD: Me gusta decir expatriados porque tiene un toque dramático la palabra pero la mayoría de los que estamos aquí estamos porque queremos. Es una decisión que se toma y punto. Venir o no venir.  Así que menos quejarse y mas adaptarse! ;)

martes, 16 de abril de 2013

Si el idioma es una barrera, comunícate con el alma.

Valiente me recuerdo cuando fui la primera vez a EE.UU. a trabajar y me comunicaba por gestos. Cada cliente era un reto. Si me había parecido entender algo sobre una bebida señalaba a la torre de vasos que tenía a lado, si escuchaba la palabra pizza confirmaba el tamaño haciendo diferentes círculos con mis brazos y si querían palomitas os podéis imaginar...Cada vez que se me plantaba un yanqui de los de verdad ( bien grande) con sus 4 hijos detrás (igual de grandes) enfrente del mostrador, mi cara era un poema y los nervios me daban ganas de vomitar.

Digo que me recuerdo valiente por no decir ignorante. Esta claro que yo siempre me he creído que hablo Inglés mejor de lo que lo hago. Si no te lo crees tú, no se lo cree nadie. He pasado momentos bochornosos y mil malentendidos con los que me he reído mucho, eso sí, una vez recuperada mi pobre autoestima del suelo..  pero aun así,  no me arrepiento de haberme creído que mi nivel de Inglés era lo suficientemente bueno y que podía hacerlo. Podía sobrevivir el día a día hablando un idioma que no era el mío.

En mi segunda experiencia en un país de habla inglesa, me choque con esa barrera del idioma y llegue a una conclusión: Nunca podré tener tanta confianza ni conectar con alguien que no hable mi mismo idioma. Bien, esa conclusión es completamente falsa.

No voy a negar que cuando conozco a alguien que habla castellano en media hora puedo saber si me cae bien, si tiene mi mismo humor, si su vida es interesante o si es un pesado al que no le aguanta ni su madre. Está claro que solo seria una primera impresión, en las que yo normalmente siempre me equivoco, pero eso no quiere decir que porque puedas entenderte sin dificultad esa persona te vaya a llegar al alma.

Llegar al alma: que te caiga bien, que con un giño te saque una sonrisa, que cada pequeña conversación se convierta en un tema interesante y que la comunicación sea natural, salga de dentro sin ningún tipo de esfuerzo.

Desde que me fui de casa siento un vacío llamado 'ausencia de familia y amigos de toda la vida'. Ese vacío de gente muy importante en mi vida lo he querido reponer rápidamente, intentando encontrar a mis amigos en gente que no se parece en nada a ellos. En algunos de mis intentos he vuelto a pensar que no se creaba esa conexión especial por culpa del idioma y la realidad es que es por culpa de mis expectativas.

Era tal mi pena que uno de esos días que es mejor hacerte el enfermo que levantarte con el pie izquierdo, se me ocurrió una idea. Pensé en buscar por Internet  una familia holandesa de alquiler. Encontrar una abuela o una familia a la que le gustaría adoptarme y donde poder ir a comer los domingos al mediodía. Yo les ofrecería conversación y compañía a cambio de llenar ese huequito con un poquito de cariño. Pienso que la idea es buena pero llego a la misma conclusión. Mi familia es mi familia y  desgraciadamente no puedo hacer una copia de ella.

He comprendido que no puedo remplazar a nadie. No puedo buscar exactamente lo mismo que echo de menos. Con el tiempo conoces a gente y tu alma va encontrando esas almas que te llenan. No existe la barrera del idioma, hace tiempo que no me entran ganas de vomitar, es solo que las amistades no se buscan llegan solas y cuando encuentras a alguien interesante esa química es natural, te sale de dentro sin ningún tipo de esfuerzo.






martes, 19 de febrero de 2013

Historias de mi vida

Recuerdo aquella vez que vi un concurso de camiseta mojadas en Carolina del Sur,  a un negro con un peine enganchado en su pelo andando por la calle o esas chicas enseñando sus tetas a cambio de collares. Las idas y vueltas del trabajo en bici y esa sensación de desear, que no acabara ese verano nunca.

Aquella vez que llovía en San Francisco y un chico desconocido me ofreció cobijo bajo su paraguas. Las veces que el autobús paraba en Chinatown y los chinos subían con sus peces aún vivos en las bolsas de la compra. Cuando cruce el Golden Gate Bridge en limusina con mis compañeros de Inglés hartos de tequila cantando la canción de " A Dios le pido". Las horas que pasaba mirando a los raperos de Fisherman's Wharf mientras esperaba al chico de los globos que ganaba tips para que pudiéramos ir al cine el fin de semana.

La ola que nos hizo tragar y tocar fondo en la playa de Hawai. Las serpientes bajo el agua cristalina y las bodas en la playa, esas chicas con sus coronas de flores prometiéndose amor eterno entre sol, mar y césped verde.

La noche que grité como una loca en una lancha motora porque nos llevaba a toda hostia por un mar de  Croacia.

Las bolas de pin-pon saliendo del sexo de una mujer, justo antes de que se sacara un pájaro vivo y lo enseñara por el público.El combate de boxeo entre niños de no mas de 14 años y ese turismo sexual de Tailandia que hace que se te revuelva el estómago. El sky lanter subiendo al cielo mientras lo mirábamos y pediámos un deseo con todas nuestras fuerzas.

El tráfico de Vietnam, esos pitidos y la primera vez que sobreviví a un cruce y aprendí a conducir entre mil motos. El agobio que me entró cuando fui a un supermercado y todos me observaban. La niña descalza que me siguió corriendo en las montañas de Sapa y me pidió una de las pinzas que llevaba en mi pelo haciéndome la persona mas feliz del mundo solo por dársela.

Y es que hay momentos durante la experiencia, que te preguntas que haces aquí. Que es lo que se te ha perdido en una ciudad donde no está tu gente, no está tu familia. Aún no lo sé, pero algún día lo recordaré y será entonces cuando me de cuenta de todo lo que estoy viviendo.