La pinche presión

¿Has sentido alguna vez esa presión? 

Si pequeños, seguro que la habéis sentido. A ver que me explique. 

Son preguntas de amigos, conocidos o compañeros de trabajo que te caen como un hielo frío por tu espalda. El escalofrío despierta ese reloj interno que todos llevamos dentro y no sé porque se alarma pensando que vamos tarde. ¡Oh mierda! ¡es verdad! ¡hay que decidir! me tendré que casar, tener hijos, comprarme una casa, etc. ¡Buff, que de cosas! ! ¡Y ya tengo 33 años!

En general le llamamos presión social o como dijo el otro día una amiga mexicana "Pinche presión".

Las top tres pinche preguntas cuando tienes pareja: 

¿Cuándo os casáis?

¿Cuándo vais a tener hijos?

¿Para cuándo pensáis tener el segundo?

La pinche-pregunta cuando eres soltera:

¿No tienes novio todavía?

Mmmmm... no sé, que agobio, algún día. Eso es lo que yo decía hace un par de años. Lo decía hace un par de años con esa mala sensación en mi cuerpo. Hoy en día ya me río. Hasta me gusta que me lo pregunten. He entendido lo que en realidad pasa.

Pienso que la gente lo pregunta por pura curiosidad. Ellos mismos están dudando de si casarse o tener hijos. Buscan un poco de opinión, un poco de apoyo moral en esa incertidumbre que ellos mismos también llevan dentro. Quieren saber si tú lo harás o porque o con quien de forma que ellos puedan tomar sus decisiones. Es decir, son decisiones un poco difíciles en la vida (no nos vamos a engañar) un poco arriesgadas y la gente se caga de miedo al tomarlas. Así que buscan apoyo moral o unas cuantas opiniones que les guíen.

Si no quiero tener hijos pregunto a gente que sé que tampoco los quiere tener y así poder sentirme mejor con mi decisión. Si me he casado y mis amigos no, les pregunto a ver porque no lo hacen, porque en el fondo quiero una mini confirmación de que la decisión que tome en su día era la buena.

Así que amigos, cuando te hacen este tipo de preguntas en realidad no les importa tanto lo que vayas a hacer tú, es más que quieren saber lo que van a hacer ellos. Somos unos indecisos, unos cagados y uno miedicas.

Yo me cagué, me perdí y me reencontré en la crisis de los treinta como la mayoría de la gente. Por eso me tuve que instalar de nuevo un par de ideas en la cabeza que se me habían olvidado.

- Haz lo que te dé la gana, siempre, cuando quieras y sin seguir ninguna imposición mental.

- No dejes que las opiniones de los demás te influyan para mal. Ya que ellos piensan es sus situaciones, sus vidas y nadie es como tú. Son solo consejos que la gente te dan (porque los pides) y al día siguiente no se acuerdan de lo que te han dicho. Guarda los que quieras y los que no, aire.

- Somos únicos en experiencias, sentimientos, formas de ser, por lo tanto, solo tú sabrás lo que es mejor para ti. No necesitas confirmaciones.

- Si yo soy feliz el resto lo verá y punto.

Me lancé a tener un hijo y lo hice porque de verdad lo sentía así. Me apetecía infinito y no podía parar de imaginármelo. No estoy casada, no tengo una casa propia y vivo en un país en el que sinceramente no sé cuánto tiempo estaré. No estaba dentro de mis planes pero si lo pienso me gusta más que la idea de seguir todo en orden. Supongo que me pega hacer todo al revés. 

Pero cuando me preguntan si me quiero casar digo que sí, sí quiero tener más hijos digo que también, y cuando me preguntan cuándo voy a aprender holandés. ¡Oh mierda! ese hielo sí que cae bien frío. 

¿Es una presión social o una presión interna?

PD. La pinche pregunta a un soltero en una discoteca a las dos de la mañana, no cuenta. Nada que ver con este post.