domingo, 18 de septiembre de 2011

El descanso del guerrero


Un día de viaje después se abren las puertas del aeropuerto de Da Nang. Muchas caras Vietnamitas mirándome con descaro y allí en medio esta él, con un ramo de rosas. Corro con una sonrisa que no me entra en la cara y nos abrazamos. ¡Ya he llegado!

Estamos en Da Nang, principal base aérea de EE.UU. en la Guerra de Vietnam. Una ciudad con historia.

Nos montamos en una moto con maleta incluida. La gente conduce jugando a "sálvese quien pueda" y "móntese quien pueda". Estoy tan cansada que no me da miedo. Vamos esquivando y tocando la bocina. Sin semáforos, pasos de cebra ni señales. Llegamos a casa.

La casa esta muy bien. Es una torre de pisos. En la parte de abajo se encuentra el centro comercial de Da Nang. Si miras por la ventana es fácil distinguirla.

Descansamos y comienza a enseñarme sus lugares preferidos. Atravesamos las calles del centro y paralelos a la playa llegamos a el Buda. Un Buda de 40 m que cuida la ciudad. Descalza, le doy las gracias por haber cuidado de él.

Ruta por las Monkey Montains y las Montañas de Mármol. Impresionante. Acabamos sudando como pollos y bañándonos en la playa de Hoi An. El descanso del guerrero.

Mi guía le llama el descanso del guerrero porque va allí todos los fines de semana. Bañito, comer y una siesta a la orilla del mar.

Decir que la ciudad esta en pleno crecimiento pero el nivel de vida actual es bajo. Viviendas por todas partes. Desorden general y no diría suciedad pero tampoco limpieza. La otra cara de la ciudad son los Resorts. Impresionantes hoteles con sus increíbles piscinas. Música en directo y lujos al por mayor. Nada que ver con la realidad.

Me despierto al amanecer por culpa del jet lag. Abro la ventana y escucho el ruido de la calle. Bocinas y personas. Mas personas. Siento agobio por la cantidad de personas que hay. Somos muy diferentes. Regreso a la cama y le miro...

¡Si que es un guerrero!

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