jueves, 22 de septiembre de 2011

Infiltrada

Llevo varios días intentando escribir algo sobre Da Nang. No puedo escribir, no puedo hacer fotos.

Hoy ha llovido. He bajado a dar una vuelta. Me he puesto unas playeras por primera vez desde que llegue y he ido a la moto a por un chubasquero.

Los chubasqueros que se usan aquí son como los de PortAventura. En la calle los lleva todo el mundo. Hoy gracias a eso, me he podido camuflar. Bajo el gorro amarillo no se ve si soy extranjera. Ya me he acostumbrado pero todos nos miran con curiosidad. Supongo que les impacta nuestra nariz, el color de la piel y el color del pelo.

Iba paseando tranquilamente por el mercado. Miles de puestos juntos. Había de todo. Pescado, fruta, sandalias, bolsos, ropa. Es increíble la cantidad de puestos que hay. Los olores me matan. Son muy fuertes y ninguno agradable a mi amplia nariz.

Aun lloviendo todos seguían en sus puestos. Muchos de ellos agachados bajo los sombreros cónicos, trabajando al ras del suelo. Limpiando plantas o cosas que al parecer se comen.

No quería quitarme el gorro. Era la única blanca en el mercado Vietnamita y me sentía bien, sin agobios. De pronto he querido hacer alguna foto. Cuando estaba con la cámara en la mano me he dado cuenta de algo…

¿Qué es lo que mas me llama la atención? ¿A quien quiero fotografiar?

A ellos. A las personas.

No he tenido valor. No lo he hecho. No escondida bajo un gorro amarillo.

1 comentario: