viernes, 2 de marzo de 2012

Colen

Un día a mi novio le rapto su empresa. No me dí cuenta en el momento pero definitivamente se lo llevaron casi sin poder opinar. Me robaron una parte de él que hasta entonces no sabía que me pertenecía. Su presencia.

No me gusta contar el tiempo que llevamos juntos. Me agobia pensarlo y por eso nuestra relación es la que es. Vivir el día a día siendo conscientes de que lo nuestro se puede acabar en cualquier momento.

La gente nos ve y creo que piensan que nos casaremos, tendremos hijos y que el resto de nuestra vida está más que escrita. Y por supuesto cualquiera que tenga una relación sabrá que eso no es así.

No elegí conocerle tan joven pero supongo que era mi destino. Gracias a eso tenemos una base que a otras parejas les cuesta conseguir. Nos llevamos bien, compartimos amigos confidentes, somos capaces de hacernos reír el uno al otro con una simple palabra y lo mejor, tenemos muchos recuerdos buenos.

Sé que los dos juntos podemos hacer todo lo que nos propongamos. Desde cualquier locura hasta cualquier sacrificio. Desde ir a ver un ping pong show hasta cambiar las reglas de nuestra relación.

No nos podemos prometer que vayamos a tener ganas de vernos todos los días ni que seremos fieles hasta la muerte. Pero creo que somos felices. Nos queremos hoy y tal vez mañana.

Todo este tiempo sin su presencia he entendido una cosa. No importa lo lejos que se vaya o si algún día deja de dormir a mi lado porque por una extraña razón ha conseguido ser parte de mí y eso, ya no lo puedo cambiar.

No lo puedo cambiar y tampoco quiero.

Ahora soy más consciente de lo que me pertenece. Aunque en la práctica sea difícil, intentaré valorar las cosas antes de que me las roben.

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