miércoles, 2 de mayo de 2018

Enamorados

Y llego la primavera y nos enamoramos… nos enamoramos del sol, del vino y de las barbacoas en el jardín.

Y va y me pica un mosquito en toda la frente y se me hincha como un chinchón. Y me hace volver a este suelo llamado Holanda y cagarme en todo lo que se menea porque me pica, me pica mucho y no, no hace sol por muy optimista que me ponga, más bien hace frío y mis sandalias de hoy me van a asegurar un catarro de tres días.

Y entonces, ¿de que estamos enamorados?

No del sol, ni del vino, ni de las barbacoas en el jardín. Los que estamos por aquí nos hemos enamorado...

de la vida.
del no conformarte.
de los miles de caminos que podemos buscar, seguir y sobretodo caminar.
de la sensación de vivir en una aventura.
del futuro soñador e inquietante.
de la sensación de que siempre valió la pena esforzarse un poco más.
del saber que lo que uno se propone lo puede conseguir.
de las diferentes culturas, personas.
y del no sé qué pasara mañana.

Yo en particular me quedo con esos momentos en los que acabas en un lugar que jamás imaginaste, con personas que jamás sabrías que conocerías y miras alrededor y todo como que se para un instante y lo único que te viene a la cabeza es: ¿Qué hago aquí? ¿Cómo he llegado aquí?  

La primera vez que fui a Estados Unidos ví el poder que tenían mis actos. PODER.

Trabajar en verano, ahorrar un poco y con ese dinero lleno de esfuerzo viajé más que cualquier otro verano de mi vida. Solo tenía 20 años y alguien me enseño que todo aquello era posible y eso nunca se me olvidó.

Ahí empezó todo y parece que una vez sales de tu pueblo y te enfrentas a tus miedos, es muy difícil parar. 

Nos enamoramos, creo que nos enamoramos de nosotros mismos superándonos cada día.

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