viernes, 25 de noviembre de 2011

¡Quiero más!

Hoy, echo de menos a esas personas, que por circunstancias de la vida, vivieron conmigo.

Fueron días, horas, minutos. Aburrirte, desesperarte, reírte de tus desgracias o acabar haciendo torres de cañas vacías en la esquina de un bar, une mucho.

Yo también trabajé en AZ. Un lugar lleno de jóvenes con ideas y ganas de triunfar. Trabajábamos con ilusión y buen ambiente. También había broncas, no voy a mentir, y malos días, pero de todo eso ya ni me acuerdo.

Fue uno de mis primeros trabajos, dónde supongo que se quedaron todas mis soldaduras, mis quemazos y alguna que otra obra de arte. Mucha documentación que hoy en día no sirve para nada.

Diré que el secreto para conocer a alguien, es dedicarle tiempo. Poder observarle en cada estado de animo. Compartir problemas, historias y alegrías. Gracias al trabajo, a veces, dedicamos mucho tiempo a personas que nunca hubiéramos conocido.

No se si fue suerte o casualidad, pero me hice amigos.

La empresa cerró y tuvo sus consecuencias. Me fui al paro y cambio mi forma de vida. Siguiendo con el tema podría decirse que uno de los daños colaterales fue que, esos amigos diarios, se convirtieron en cafés y cenas.

Un café, una cerveza o una cena no compensa lo perdido.

No es la primera vez que me pasa, a todos nos pasa esto. Es ley de vida. Sales un sábado por la noche y te encuentras con un eXcompañero de curro, eXcompañero de clase o eXcompañero de equipo. El alcohol y la melancolía hacen que surja la gran frase que tanto odio: ¡¡Tenemos que hacer una cena!!

¿¿Una cena?? Yo quiero los minutos, las horas y los días.

Supongo que si no estas en un sitio, estas en otro. Conocer lugares y gente diferente siempre es bueno..

Pero es simplemente eso, que a veces, echas de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario